En la semana santa nos acercamos al río Mundo. Fue un viaje largo desde Quesada, más de tres horas. Estábamos deseando llegar para comer cerca del río, pero no nos dejaron. Tuvimos que irnos fuera del recinto del Mundo y luego volvimos a verlo. Hicimos la marcha hasta el chorro y cuando estábamos allí se puso a llover. Nos empapamos. Yo el que menos porque mi papá me tapo con toda la ropa que tenía.
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